jueves, 15 de enero de 2009

Texto imaginativo y bruto que se autoedita con códigos Html o action script que ignoro.

Comienzo a golpear las teclas como Keith Moon lo hacía con su batería. Es temprano y los bares ya han cerrado. Los hielos, cansados de enfriar los gin tonics de clientes depresivos, se han derretido. Ahora, la ginebra mezclaza con tónica salta al vacio desde los sexos hasta los grandes receptores temporales de pis, mierda y vómitos.

Yo también he cagado. Me he puesto una camisa de cuadros y he introducido una Mandarina acompañada de Nesquick en mi aparato digestivo. ¿Se habrán hecho amigos? ¿Le estará contando la mandarina su infancia en la huerta Murciana? He salido a la calle y como siempre, he pensado en comprarme mil revistas y pelis coleccionables. Pero no. Yo no soy un consumista de mierda.

Por eso he llegado al trabajo y para relajarme me he descargado 4 documentales que más adelante veré a medias. Porque acabar las cosas ya no es cool. Lo que mola es dejarlas a medias. He calculado que en mi trabajo debe haber unos 25 penes y unas 40 tetas. Juntos podrían montar una revolución y conquistar el piso de al lado.

El olor a frito del bar de abajo empieza a subir. Las croquetas se han convertido en SWAT y trepan por la fachada. Pronto entrarán por la ventana y tendremos que desalojar. Los churros no lo han conseguido hoy.

La normalidad se ha instaurado un día más. Es hora de ponerse a trabajar.

jueves, 8 de enero de 2009

Tecnología Vs Capacidad de Concentración

Hace ya unos cuantos años que vivo en constante lucha conmigo mismo. No es fácil para mi, ni para el resto de personas que se pasan una media de ocho horas diarias delante de un ordenador. Es la leche porque tenemos un parque de atracciones ante nuestros ojos, tenemos novia, o novias, tenemos la enciclopedia británica, tenemos el mayor cine del planeta y podemos escuchar todos los discos de Dylan sin movernos de la silla. Como mucho, reclinarla para ponernos cómodos.

Pero esto no fue siempre así. En el primer "trabajo que tuve" eramos 8 personas para un ordenador. ¿Qué hacíamos? Pues no nos quedaba más remedio que trabajar y pensar hasta que el puto ordenador o computadora estuviese libre. Yo llegaba a casa con un dolor de cabeza impresionante de estar todo el día ideando nuevas campañas.

Pero eso se acabó. Un buen día me cogieron en otra empresa. Ascendí. Y me dieron un Ordenador para mi solito. El primer Imac. Al principio actué con cautela y me dedicaba a trabajar, hasta que un día levanté la cabeza y vi que un compañero estaba hablando por el messenger sin parar...y pensé ¡Qué cojones! Ese gana lo mismo que yo así que tenemos los mismo derechos y me lo instalé. En ese momento comenzó mi adicción. Mis teclas estaban más gastadas y limpias que nunca. Empecé a torcer la pantalla buscando la posición perfecta para no ser visto desde ningún lado porque claro...a nadie le importa lo que yo haga en el trabajo. ¡Faltaría más!

A este le siguieron otros trabajos. Descubrí el emule. Más tarde el fotolog. Luego puse de página de entrada el meneame.net y así seguí con taringa, flickr, ebay, amazon y cuando me quise dar cuenta era un puto yonki de la pantalla. Si alguien me distraía sobre mi trabajo me cabreaba: Coño, no te das cuenta de que estoy pujando por unas botas de esquiar a 125 euros subnormal.

Un buen día, en mi trabajo actual, alguien me habló del caralibro: el facebook.
La revolución del entretenimiento oficinístico. Lo tenía todo: fotos, comentarios, vídeos, búsquedas de viejos amigos del cole, publicación de tu estado emocional. Una auténtica maravilla.
Pero lo mejor no es eso. Lo mejor es que encima está bien visto. Son las redes sociales 2.0. y si alguien te molesta le dices que estás trabajando y comentando una campaña con un colega de otra agencia. Así que no me molestes bastardo/a.

Yo personalmente, de todas estas maravillas me quedo con taringa.net. Una fuente inagotable del conocimiento humano.

Un experimento: probad a leer un libro en el trabajo y veréis como todo el mundo os mira con cara rara..."este tio no hace nada y encima lee".

Así es la vida. La hipocresía tecnológica. Pero como dice mi compañero: Lo importante es hacer tu trabajo a tiempo. Lo demás es asunto tuyo...

Feliz Tecleo 2009.

miércoles, 7 de enero de 2009

la taza de café

Nunca podré borrar el recuerdo de las tardes lluviosas y jodidamente frías de invierno en el campo de mis abuelos. Yo debía ser muy pequeño pero ya empezaba a acumular ciertos recuerdos:

una especie de cartel de tela colgado encima de una puerta y escrito en alemán que mi abuela siempre me traducía: "oh selva negra qué hermosa eres"(algo parecido a lo de "Murcia qué hermosa eres), un gato montés disecado, una carabina agujereada por la guardia civil para impedir su uso, una mesa con brasero de picón y las tazas de café.

No eran tazas normales y corrientes, eran Potos Metálicos Rojos, mellados, colgados en una pared, que podrían haber pertenecido a un grumete de barco o a un leñador de los bosques de Canadá. Tenían algo especial. Sólo los podía ver y tocar allí. Mis padres y tios hacían el café en un puchero y lo servían en estas tazas. Yo sentía cierta envidia porque ya era una imagen que me recomfortaba.

Pasaron los años y desayunaba día tras día en diferentes vasos de cristal a los que odiaba. Más altos o más bajos, de nocilla o Nutella. Putos Vasos de cristal.

Pero un día mi familia y yo viajamos a Madrid para hacer las compras Navideñas y allí se obró el milagro. Fue en el Corte Inglés, la noche de Reyes. Había un Cajón blanco de Madera completamente lleno de Tazas de Cerámica ahora conocidas como Mugs y mi madre dijo: Elegid una cada uno.

Yo me cogí una de un paisaje navideño, la de mi hermana no la recuerdo muy bien. Esa taza me acompañó durante años. Incluso hice un collage en el colegio con la ilustración que tenía. Pero a todos los milagros les suceden tragedias, como aprendimos en el panfleto bíblico. Un día Susana, también conocida como Gusana, también conocida como "la chica que trabajaba en casa de mis padres, la chacha, la tata...rompió el asa de mi TAZA. Cago en la puta.

Me fui a la Universidad y empecé a tomar cafés en vasos de plástico. Ahora no pero antes era una sensación muy cool. Parecía que estabas dentro de una serie de policias de Nueva York. Tu café asqueroso de máquina de pasillo, tu vaso de plástico y tu cucharilla de lego.

Seguí creciendo, incluso cambié de carrera, de universidad y de vida. Descubrí el Té en un viaje a Londres. Me estaba volviendo más y más cool. Beber té en España es molón. No le gusta a todo el mundo y eso chana. Y fue en ese momento cuando empezaron a llegar "más y más mugs". Tuve una de los simpsons, otra blanca sin nada, otra de alguna empresa farmaceútica que me dió mi padre, una con la leyenda "la imaginación al poder", unas de guinnes que me compré en irlanda con el tucán y la tortuga...

Hasta que ocurrió otro milagro, porque después de un milagro viene otro: conocí a una chica (eso ya es un milagro). Esta chica me regaló una Taza de cerámica con un filtro de cerámica y una tapa de cerámica. En ese momento me di cuenta de que la perfección tacística existía. Ponías en té en el filtro. Ponías el agua hirviendo y ponías la tapa. El té estaba listo. Cuánta belleza contenida en 33cl...

Ahora hay miles de tazas en todas las tiendas: la clásica de "The Boss" para viejunos con añoranzas ochenteras, las de pantones para personas con complejo de diseñador amante de las gamas pantone, las que tienen una teta para graciosos sin fronteras o las que tienen un Elvis que canta el
Suspicious Minds para gente como yo.

No habláre hoy de las tazas clásicas de café y sus platitos que me provocan la más absoluta indeferencia. Y su puto ruidito que produce la cuchara al chocar con sus bordes.

Seguro que ya hay tazas con usb con las que te puedes descargar aromas.